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Intel Arc: cuando intentas convencer a los convencidos

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Intel Arc

Intel Arc es el regreso del gigante del chip al mercado de las gráficas dedicas. La compañía lo intentó hace más de veinte años, pero el resultado fue tan desastroso que decidió quitarse de en medio. Ahora, con una nueva primera generación que no ha terminado de cuajar, los rumores de una nueva retirada repentina han vuelto a la palestra, pero la realidad es que Intel va a seguir intentándolo, y es que su presencia en este mercado tiene hasta su punto de necesidad.

La vuelta de Intel al mercado de gráficas dedicadas tiene relación con la trayectoria de los procesadores x86 en los últimos años, principalmente por el avance de ARM. Tras el brutal batacazo que se dio AMD con Bulldozer, una tecnología que prácticamente la sacó del mercado de procesadores de gama alta, Intel tuvo durante un buen tiempo una posición muy cómoda en la que sus procesadores dominaban de manera muy contundente tanto el PC como lo servidores. Sin embargo, subestimó, al igual que Microsoft, el fenómeno de los smartphones, por lo que ahí se abrió una brecha que no fue capaz de cubrir.

ARM sigue siendo percibida por muchos como una arquitectura de juguete, pero la realidad es que los procesadores que se basan en ella han evolucionado tanto que ya es normal encontrarlos en servidores, utilizados en algunas de las supercomputadoras más rápidas del mundo y, más recientemente, en los ordenadores de personales de la línea Mac de Apple. Sí, los procesadores ARM que ofrecen rendimiento profesional son una realidad, y además desde hace años.

Intel Arc A770

El hecho de que Apple haya conseguido sustituir a los procesadores de Intel fue un palo para esta última, que ha visto en la diversificación la vía para mantener su posición. Primero fueron las gráficas dedicadas y luego la diversificación a nivel de arquitecturas, que ya veremos en qué productos deriva en un futuro.

La otra sorpresa desagradable que se ha llevado Intel fue Ryzen, más concretamente las sucesivas generaciones de la arquitectura Zen. Es evidente que AMD consiguió poner sobre la mesa algo que le ha permitido remontar en términos de potencia hasta prácticamente emparejarse, y la sorpresa de Intel fue tal que ni siquiera fue capaz de disimularla ante el público. Pocos esperaban que Zen fuera un trampolín que permitiera a AMD volver a ser una compañía respetada en sectores que la habían desterrado, pero así ha sucedido, a pesar del fracaso comercial que por ahora está siendo Ryzen 7000.

Intel Arc, un movimiento necesario

Entre una ARM que poco a poco va ganando en terrenos que eran dominio exclusivo de x86 y una AMD que había vuelto en plena forma con sus procesadores Ryzen, era obvio que Intel se le había acabado el “monopolio”, así que no le quedó otra que diversificarse y mirar hacia otros terrenos para mantener su poder e influencia dentro del mundo tecnológico, más viendo el precedente de Kodak, que pasó en no muchos años de ser el mayor gigante de la fotografía a nivel mundial a desaparecer debido a que no se apuntó en su momento a la moda de las cámaras digitales.

Sí, el nacimiento de Intel Arc tiene su punto de necesidad. El empuje de ARM, la resurrección de AMD y el hecho de que las gráficas dedicadas han ido ganando cada vez más funciones y características han forzado a Intel a tener que intentarlo de nuevo. Si bien las noticias tienden a estar centradas en el gaming y en características como el trazado de rayos y el supersampling/reescalado, la estrategia de la compañía gira en un porcentaje importante en la computación profesional. Aquí entra en juego la plataforma de desarrollo OneAPI, que tiene bastante relación con las gráficas Arc.

Como vemos, Intel está perdiendo donde siempre ha dominado y por otro lado no rasca donde no tiene presencia, así que, de haber seguido con la estrategia y las políticas que aplicó cuando AMD se arrastraba con Bulldozer y sucesores, tenía muchas opciones de encontrarse con un panorama en el que su cuota de mercado podría bajar de manera constante, derivando esto en la pérdida de tamaño, poder e influencia.

Intel Arc: buenos mimbres en tecnologías y hardware, drivers mejorables

Intel contrató a parte del equipo que antes estaba en Radeon para crear sus gráficas dedicadas. Aquí destaca el extraño fichaje de Raja Koduri, antiguo líder de la división de gráficos de AMD que recaló en Intel para ejercer un puesto similar.

Nadie esperaba que Intel fuera a dar alcance a NVIDIA y Radeon con su primera generación de gráficas dedicadas (mejor olvidemos lo que ocurrió en los años 90), pero la cosa empezó a torcerse de mala manera a las primeras de cambio, tanto, que hasta dio pie a los rumores de una posible descontinuación inmediata de la línea Arc.

A la espera de lo que muestre RNDA 3 cuando sea probada por los benchmarkers de referencia, por ahora Intel está por delante de AMD en tecnologías gracias al uso de hardware dedicado para el trazado de rayos y a un XeSS cuya propuesta, al menos sobre las gráficas del gigante azul (con permiso de IBM), apunta a estar más cerca del DLSS de NVIDIA que de las dos primeras generaciones del FSR de Radeon.

Intel Arc A750

A nivel de hardware las gráficas Arc A750 y A770 han mostrado tener mimbres a pesar de no ser algo top, pero todo ha quedado estropeado con un software que, al menos tras el lanzamiento de la A380, ha estado lejos de estar a la altura, tanto en lo que respecta al driver como al panel de configuración.

Con todas las evidencias expuestas a través de muchísimos medios, a Intel no le quedó otra que reconocer la realidad y ponerse a trabajar para al menos salvar los muebles, además de recomendar el uso de ReSizable BAR para mejorar el rendimiento. La compañía espera ir puliendo todo con actualizaciones del driver y esperemos que lo consiga en favor de una mayor competencia.

Cuando intentas convencer a los que están convencidos

Otro gran obstáculo al que se enfrenta Intel Arc, y al que Radeon no ha sido capaz de dar respuesta, es la de convencer a unos usuarios que se encuentran muy cómodos empleando las soluciones de NVIDIA, sobre todo cuando hablamos de Windows, sistema que a fin de cuentas acapara el 90% o más de los usuarios de PC.

NVIDIA no solo goza de una posición claramente dominante en el gaming, sino también en sectores como la inteligencia artificial, el modelado y tratamiento avanzado de gráficos y la paralelización. Por ejemplo, las soluciones del gigante de verde son prácticamente una obligación si se quiere trabajar con Blender a nivel profesional, y viendo que AMD no termina de responder, Arc se ha posicionado como la única competencia posible y sí, Intel está moviendo ficha para introducir sus tecnologías en Blender. Por otro lado y en la paralelización, CUDA, que es una tecnología privativa de NVIDIA, domina claramente sobre OpenCL, la propuesta abierta de Khronos Group para ese segmento.

NVIDIA va claramente por delante en supersampling o reescalado (DLSS), trazado de rayos, paralelización e inteligencia artificial, y todo eso se suma a un driver que a niveles generales trabaja muy bien en Windows (no tanto en Linux), así que los usuarios no tienen razones de peso para cambiar a otra marca de gráficas dedicadas. Con este panorama, Intel y AMD no solo tienen que ofrecer una tecnología a la altura, sino también unos precios atractivos para al menos tentar a una gran masa de usuarios que están acomodados a las soluciones del gigante verde.

NVIDIA GeForce RTX 4090

¿Son los usuarios de Linux los únicos que tienen mucho que ganar con Intel Arc?

A pesar de que el dominio de NVIDIA en inteligencia artificial está plasmado principalmente a través de Linux, la situación del driver del gigante verde para ese sistema es radicalmente diferente la de Windows.

NVIDIA ofrece un buen driver para Windows que raras veces da problemas importantes, pero en Linux la experiencia a nivel de escritorio puede llegar a ser frustrante debido a la particular forma de proceder de la compañía.

Simplificando mucho, ya que el tema es muy complejo, se puede decir que NVIDIA propone a través de su driver una pila gráfica diferente a la estándar, que está compuesta por los drivers incluidos en el kernel Linux y el soporte para el espacio del usuario suministrado por Mesa (OpenGL, Vulkan y OpenCL). La consecuencia de eso que la compatibilidad que ofrece NVIDIA es limitada, tanto, que los usuarios solo pueden elegir entre unas pocas distribuciones y siempre con GNOME, mientras que Intel, al menos con sus gráficas integradas, ofrece soporte para el 100% de las distribuciones, y AMD cubre todas menos las que emplean Linux-libre (una versión del kernel sin componentes privativos), así que abarca más del 90% y prácticamente todas o casi todas las populares (Ubuntu, Fedora, Arch Linux, openSUSE… ).

La forma en que es servida el driver de NVIDIA para Linux hace que su mantenimiento sea bastante más complejo que el de AMD e Intel, requiriendo de mucha más atención por parte del usuario. Eso se suma a la falta, todavía, de compatibilidad con tecnologías como Wayland, donde Intel y AMD están años por delante de NVIDIA.

Intel ha sido tradicionalmente la compañía que ha hecho valer la pila gráfica estándar de Linux y AMD, desde el anuncio de GPUOpen, ha mejorado enormemente su soporte, apostando por la mencionada pila estándar mediante un soporte dual (abierto y privativo) y dejando atrás el mediocre FGLRX, driver que puso a AMD en la lista negra de muchos usuarios de Linux.

Gráficas dedicadas de Intel

Ahora AMD lo hace muchísimo mejor en Linux, y su buen hacer ha quedado reflejado en el hecho de que la Steam Deck emplea una APU Ryzen con gráficos RDNA 2. Sin embargo, ese buen hacer solo cubre correctamente los frentes de escritorio y gaming, mientras que en el sector profesional NVIDIA sigue dominando sin ninguna oposición real.

El sector profesional es donde principalmente entran las gráficas dedicadas de Intel. La compañía está maniobrando para ir introduciendo su tecnología en Blender y TensorFlow, pero luego tendrá que convencer a los usuarios de unos segmentos que tradicionalmente han sido bastante reacios a los cambios. Viendo que los modelos A380, A750 y A770 han sido más una avanzadilla que otra cosa (al menos en el mercado de consumo), habrá que ver si en futuras generaciones consigue consolidar sus productos tanto a nivel de hardware como de software.

En lo que respecta a videojuegos sobre Linux, sector que existe aunque muchos lo ignoren, parece las A750 y A770 han tenido un inicio aparentemente más esperanzador que en Windows sin dejar de mostrarse inmaduras en cuanto a su soporte de software. Según las pruebas realizadas por Phoronix, para Vulkan se han visto algo flojas, pero con OpenGL han demostrado ser verdaderas bestias, hasta el punto de que la A750 consigue superar a la RTX 3060 Ti (sí, habéis leído bien).

Los usuarios de Linux son las que más tienen que ganar con las gráficas dedicadas de Intel, pero el hecho de que sean solo el 3% de todos los usuarios del PC no es suficiente para que dichos productos sean rentables. Por otro lado, por ahora Intel solo permite actualizar el firmware empleando una placa base hecha para sus procesadores que cuente con HECI-over-MEI, lo que descarta modelos antiguos y equipos con procesadores ARM, AMD y OpenPOWER.

DirectX 9, ¿ha apostado Intel por caballo perdedor en materia de traducción?

Otra polémica en la que se han metido las gráficas Intel Arc es el soporte de DirectX 9, que es suministrado a través de D3D9On12, un renderizador de Direct3D 9 sobre DirectX 12 que también puede ser entendido como un traductor (a partir de ahora usaremos solo este término al ser más fácil de entender).

Los usuarios de Windows no suelen estar familiarizados con este tipo de traductores, pero los de Linux sí están muy habituados a eso gracias a DXVK y VKD3D, que están presentes en la capa de compatibilidad Proton. DXVK se encarga de traducir las versiones 9, 10 y 11 de Direct3D a Vulkan, mientras que VKD3D se encarga de hacer lo mismo con la duodécima versión de la API de Microsoft. Antes de continuar, recordamos que Proton no es más que un Wine precocinado para la ejecución de videojuegos de Windows.

DirectX 9

A pesar de que los procesos de traducción están bastante demonizados en general, la realidad es que en este contexto pueden contribuir en el buen sentido gracias a que permiten “trampear” el soporte de los juegos. Con D3D9On12 se abre la puerta a resucitar juegos antiguos que han dejado de funcionar y a que rindan mejor gracias a que en el fondo lo que se ejecuta es DirectX 12 y no DirectX 9. Aquí entran en juego factores como el hecho de que el software puede estar fuertemente atado a las API y la tecnología de hardware de su época, pudiéndose encontrar el usuario que el rendimiento empeora en lugar de mejorar al ejecutarlo en hardware de última generación.

En resumidas cuentas, lo que ha hecho Intel es totalmente viable en términos prácticos y hasta puede aportar beneficios dependiendo del caso, pero el problema está en que el canal de YouTube RandomGaminginHD ha descubierto sobre Windows que algunos juegos DirectX 9 van mejor sobre DXVK que con D3D9On12. Habrá que ver si este dato se confirma por otros creadores, pero en caso de ser así, quedaría en evidencia que Intel tomó una mala decisión a la hora de apostar el traductor de Microsoft en lugar de una solución aparentemente más madura como DXVK.

Conclusión: Intel tiene que seguir insistiendo, por su bien y el nuestro

Con una NVIDIA que domina de manera cada vez más contundente el mercado de las gráficas dedicadas, es más necesario que nunca que la competencia insista con soluciones propias para así dar opciones a los usuarios, poder impulsar estándares reales y evitar los posibles vendor lock.

Intel Arc ha demostrado tener mimbres a través de su hardware, sus tecnologías (trazado de rayos y supersampling) y OpenGL, pero un software que no ha estado a la altura de las expectativas ha terminado haciendo que la primera generación de gráficos no haya empezado del todo con buen pie, aunque la compañía se está esforzando para hacer que dentro de unos meses los usuarios vean que la inversión ha merecido la pena (aquí los esfuerzos se están notando en Windows y Linux).

Sin embargo, el hecho de que una competencia a la altura sea más necesaria que nunca no quita que el trozo de pastel más grande sea precisamente el más difícil de lograr: el de unos usuarios de Windows que están muy acomodados a NVIDIA. Esperemos que Intel y AMD logren arañar terreno en el futuro inmediato para así evitar posibles políticas monopolísticas por parte del gigante verde.

Apasionado del software en general y de Linux en particular. El Open Source, la multiplataforma y la seguridad son mis especialidades.

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