Microsoft, Sony y Nintendo se oponen a los aranceles de EE.UU.

Fechada el pasado día 17, Microsoft, Sony y Nintendo han enviado una carta pública conjunta al Gobierno de Donald Trump para pedir que no se impongan las medidas arancelarias para China, con un claro mensaje de respaldo: «perjudicarían a los consumidores, pondrían en peligro las fuentes de empleo y sofocarían la innovación del mercado de videojuegos«.

Entre otros puntos, esta carta explica que con el actual modelo, y los datos de 2018, el 96% de las consolas de las tres marcas se habrían fabricado en China, por lo que si estos aranceles se hiciesen finalmente efectivos, supondría un enorme golpe y cambio para la industria de los videojuegos, además de un muy notable incremento en el precio de las consolas.

«La cadena de suministro de las consola de videojuegos se ha desarrollado en China a lo largo de muchos años» podemos leer en uno de sus fragmentos, «cambiar esto provocaría una alteración significativa dentro de la cadena de suministro […] además de que aumentaría los costes, incluso más allá del coste de los aranceles propuestos«.

Concretamente las tres compañías calculaban un incremento de hasta 840 millones de dólares sólo para los usuarios en EE.UU., un gasto mayor que lo que el país recaudaría con estos aranceles, y que repercutiría directamente en los usuarios.

Así pues, estas medidas no sólo afectarían a los consumidores finales de videojuegos, sino que pondrían en peligro a miles de pequeños distribuidores y desarrolladores de software y fabricantes de accesorios, creando un efecto dominó a través del actual ecosistema del mercado de los videojuegos.

No se trata de las primeras compañías en posicionarse en contra de la gestión del gobierno estadounidense, con otras grandes firmas como Intel, HP, Dell, Apple e incluso Walmart.

Por el momento no nos queda más que esperar que la próxima cumbre del G20, que se celebrará entre mañana y pasado (28 y 29 de junio), logre que estos dos países lleguen a un acuerdo, o incluso que Trump abandone los planes de estos aranceles de hasta el 25% sobre los productos fabricados en China.