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Tesla culpó a sus usuarios de fallos de fabricación

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Tesla culpó a sus usuarios de fallos de fabricación

Poco a poco, pero de manera constante, van aflorando informaciones que dejan a Tesla, que hace no tanto tiempo era una compañía especialmente bien vista por la opinión publica,  en una situación difícilmente sostenible por prácticas difícilmente justificables. Sin ir más lejos, solo en lo que llevamos de diciembre, hemos sabido que la marca se veía obligada a llamar a revisión prácticamente todos los coches que ha vendido en Estados Unidos desde 2012 (aunque la NHTSA ha permitido que Tesla intente subsanar los problemas mediante una actualización de software OTA), y que un exempleado de la compañía afirmaba que sus coches eran «experimentos en la vía pública».

Esto, como digo, solo durante diciembre, pero si echamos la vista más atrás nos encontramos con un historial preocupante, que va desde haber valorado espiar a sus usuarios hasta demostraciones fallidas de su tecnología Full Self-Driving, pasando por su vulneración absoluta de la privacidad de sus clientes, los engaños en la publicidad de la compañía, la creciente presión por parte de los reguladores, su falta de avances en el nivel de autonomía, mientras ve que Mercedes se ha adelantado… y todo esto, además, en un contexto en el que las marcas de origen chino van ganando no solo presencia, sino también prestigio.

Tesla resiste a día de hoy, al menos en parte, gracias al prestigio obtenido en sus inicios, y a que son muchos los usuarios de la marca que se muestran satisfechos con la misma. Sin embargo, y esto es algo sabido por (casi) todos, un cliente insatisfecho puede ser un gran problema, especialmente si descubre que ha sido engañado por la compañía. Y resulta que eso es, precisamente, lo que ha hecho Tesla con muchos, potencialmente decenas de miles, de sus clientes, según una investigación llevada a cabo por la Agencia Reuters.

Tesla culpó a sus usuarios de fallos de fabricación

La investigación habla de fallos, algunos muy peligrosos, que tenían lugar de manera habitual, algunos de los cuales podían afectar incluso a coches recién salidos del concesionario. Como ejemplo de ello, el artículo cita el caso de Shreyansh Jain, que compró un Tesla Model Y de 2023 y que, tan solo un día después de recogerlo, cuando se encontraba circulando con su esposa y con su hija de tres años, súbitamente perdió el control del coche. La suspensión delantera derecha había colapsado y, como consecuencia, perdió el control de la dirección y parte del vehículo se desplazó directamente sobre el asfalto. Afortunadamente esto ocurrió cuando circulaba a baja velocidad, pero si esto llega a ocurrirle en carretera, las consecuencias podrían haber sido letales.

Ese fue el primer susto, pero el segundo llegó cuando recibió el presupuesto de la reparación: 14.000 dólares que Tesla se negaba a asumir, pues afirmaban que el accidente se debía a daños previos en la suspensión. Finalmente su seguro asumió buena parte (pero no el total) del pago, pero claro, también añadió esto al expediente de Jain, que sin duda tendrá que enfrentarse a cuotas de seguro mucho más caras por este incidente. Cuesta imaginar cómo debió sentirse después de que un fallo de fabricación comprometiera su seguridad, y que encima Tesla se lavara las manos.

Esta investigación, basada en documentos internos y declaraciones de extrabajadores de Tesla, debería marcar un antes y un después tanto en la imagen pública de la marca, como en la actitud de los reguladores con ella. Cada vez parece más evidente que la seguridad no es una prioridad para la marca, y por lo descubierto ahora parece que la honestidad tampoco.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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