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La Luna se formó con materiales de la Tierra, según la NASA

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Desde que comenzó la exploración espacial moderna la formación de la Luna ha sido una de las grandes cuestiones que han sido objeto de estudio, y su vinculación con la Tierra ha estado siempre presente. Es comprensible, ya que es uno de los cuerpos que más cercanos y que mayor influencia tiene sobre la vida en la Tierra.

Sin embargo, el enfoque con el que se ha llevado esa relación entre la formación de la Luna y la Tierra no siempre ha sido uniforme. Actualmente la teoría que cuenta con un mayor grado de aceptación es la que sugiere que la Luna se formó por el impacto de un planeta del tamaño de Marte, conocido como Tea, con la Tierra. Esa colisión generó los materiales que, al final, acabarían dando forma a la Luna.

La base de dicha teoría sostiene que los materiales que fueron expulsados por esa colisión y que formaron un enorme disco del que acabó naciendo la Luna provenían de Tea, una idea que ha sido puesta en duda por una nueva investigación, que afirma que en realidad nuestro satélite está formado por materiales terrestres.

Kevin Righter, científico planetario de la División de Ciencia de Exploración y Exploración de Astromateriales (ARES) en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas, ha sido el que se ha atrevido a poner en tela de juicio la idea de que la Luna se formó a partir del material del cuerpo impactante (Tea), y cree que en realidad la Luna se formó a partir de la Tierra.

En la nueva investigación de la NASA, que combina varios estudios experimentales con el análisis de muestras recolectadas hace casi 50 años en las misiones Apolo, se incluyen varias pruebas que en conjunto son convincentes, y que apuntan a que efectivamente la Luna se creó a partir de los mismos materiales que encontramos en nuestro planeta.

Righter realizó un modelado de la composición de la Luna teniendo en cuenta varios factores de control, como su composición general, los procesos de disco posteriores al impacto de Tea y la formación del pequeño núcleo metálico de la Luna.

Usando un modelo de «Luna en Bruto» similar a la Tierra comparó las concentraciones de 14 elementos volátiles siderófilos, que tienen débil afinidad por el oxígeno y azufre pero son solubles en hierro fundido, encontrados en las muestras de la Luna con los valores que tenía calculados, y concluyó que existía una fuerte correlación (un total 9 de esos 14 elementos) que no se producía al utilizar un modelo de «Luna en Bruto» con las composiciones resultantes del cuerpo impactante, lo que sugiere que la Luna no está hecha del material de Tea, el planeta que, en teoría, chocó con la Tierra.

Estos resultados también se relacionaron con estimaciones basadas en otros análisis de las muestras recolectadas en misiones Apolo, todo con el objetivo de encontrar tendencias generales que sostuvieran la idea de Righter. Los resultados pusieron de relieve que cinco materiales de esos catorce se encontraban en fase gaseosa cuando se separaron los materiales de la Tierra que acabaron dando forma a la Luna.

Según Righter esto explica que dichos elementos,  zinc, estaño, cadmio, indio y tulio, tengan una presencia menor y distinta en la Luna comparada con la que tienen en la Tierra. Nunca volvieron a condensarse tras el impacto, y se mantuvieron en forma gaseosa.

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