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Las RTX 30 han dejado «obsoletas» a PS5 y Xbox Series X antes de su lanzamiento
La presentación de las RTX 30 superó todas nuestras expectativas. Basándome en las informaciones que iban apareciendo, y en todos los renders con detalles de la arquitectura Ampere a nivel de silicio, estaba convencido de que el salto en términos de rendimiento bruto frente a las RTX serie 20 iba a ser muy grande, pero que lo realmente importante iba a estar en los nuevos núcleos RT y núcleos tensor.
Al final no anduvimos desencaminados, pero NVIDIA dio una enorme sorpresa al doblar los motores de sombreado y mantener, contra todo pronóstico, la configuración de un núcleo RT por unidad SM y cuatro núcleos tensor por unidad SM. Como sabrán nuestros lectores más avanzados esa base es la misma que hemos visto en Turing, pero esto no quiere decir que vayamos a encontrarnos con el mismo rendimiento en trazado de rayos e inteligencia artificial.
Las RTX 30 utilizan núcleos RT de segunda generación que doblan la tasa de intersecciones triangulares, añaden la interposición triangular, y montan núcleos tensor de tercera generación que doblan la tasa matemática trabajando con matrices dispersas. Dicho de un modo más simple, el rendimiento en trazado de rayos y cargas de trabajo asociadas a la inteligencia artificial, la inferencia y el aprendizaje profundo ha crecido exponencialmente.
Aplicando los núcleos RT y núcleos tensor de nueva generación, las RTX 30 pueden generar un fotograma con trazado de rayos y DLSS en apenas 6,7 ms. Una GTX 1080 Ti, que carece de núcleos tensor y de núcleos RT, necesitaría 91 ms, y 12 ms si eliminamos el trazado de rayos de la ecuación. Es impresionante, sin duda.
Las mejoras que traen las nuevas RTX 3090, RTX 3080 y RTX 3070 en términos de potencia bruta son muy grandes, tanto que representan un salto mayor comparado con el que vivimos con la llegada de Pascal (serie GTX 10). La RTX 3070 ofrece un rendimiento ligeramente superior a una RTX 2080 Ti, la RTX 3080 dobla el rendimiento de la RTX 2080 y la RTX 3090 supera en un 50% a la TITAN RTX.
Sin embargo, NVIDIA no se ha limitado al tema del rendimiento. Las RTX 30 ofrecen un completo ecosistema de tecnologías de última generación que no se limita al trazado de rayos y el reescalado inteligente, y que tiene, en su máximo exponente, a RTX IO.
La tecnología RTX IO permite utilizar la GPU para acelerar la carga de trabajo derivada de la descompresión de datos provenientes del SSD. Hasta ahora, esa tarea se realiza en la CPU, y tiene un impacto tan grande que puede consumir sin problema hasta dos núcleos completos. Al derivar la carga de trabajo a la GPU se optimiza el ciclo de trabajo y se elimina casi por completo uno de los cuellos de botella más importantes que afrontan los desarrolladores de videojuegos a día de hoy.
En contra de lo que dijo Sony en su momento, los tiempos de carga no desaparecen, ni siquiera con este importante avance. Ya os lo he dicho en más de una ocasión, y como podéis ver no me equivocaba, pero es evidente que la diferencia es enorme, ya que pasamos de 5 segundos a 1,5 segundos. Si miramos los resultados con un HDD tradicional la diferencia es inmensa.
NVIDIA ha dado un mazazo enorme a PS5 y Xbox Series X con las RTX 30
Tanto que podemos decir que las ha dejado «obsoletas» antes incluso de que lleguen al mercado. Sé que esto no va a gustar a los fanáticos acérrimos de PS5 y de Xbox Series X, pero es una realidad tan evidente y tan grande que es imposible no verla.
Durante los últimos meses hemos visto muchos rumores sobre ambas consolas, y también muchas informaciones disparatadas. Se decía que PS5 y Xbox Series X iban a montar núcleos gráficos al nivel de una RTX 2080 Ti, que vendrían con tecnologías que todavía no están disponibles en PC, que podrían mover juegos en 8K, que trabajarían sin problemas con trazado de rayos y que el 4K y los 60 FPS serían la nueva norma, aunque en bastantes casos veríamos 4K y 120 FPS.
Toda esa desinformación generó una enorme burbuja que, poco a poco, está empezando a explotar. Hace unos meses compartimos con vosotros un artículo dedicado a descubrir el equivalente aproximado de la GPU de PS5 y de la GPU de Xbox Series X, y nuestra conclusión fue bastante clara. La primera ofrecerá un rendimiento a medio camino entre la RTX 2060 y la RTX 2060 Super, mientras que la segunda estará más en la liga de la RTX 2070-RTX 2070 Super.
En términos de potencia bruta ya partimos de una base claramente inferior a la RTX 2080 Ti, ¿pero qué hay de las tecnologías propias de RDNA 2? En este sentido también nos encontramos con otra dosis de realidad que pincha un poco más esa burbuja.
La arquitectura RDNA de AMD carece de las funciones avanzadas vinculadas a DirectX 12 Ultimate, no acelera trazado de rayos por hardware y tampoco soporta tecnología de reescalado inteligente. Todas esas tecnologías están soportadas en las RTX serie 20 de NVIDIA, que llevan en el mercado desde 2018. Sí, desde hace dos años.
Con el lanzamiento de la arquitectura RDNA 2, AMD dará soporte completo a DirectX 12 Ultimate y acelerará trazado de rayos por hardware recurriendo a la integración de núcleos RT situados en las unidades de texturizado. Habrá que ver qué nivel de rendimiento es capaz de ofrecer, pero como os dije en su momento tras ver el resultado de Minecraft RTX corriendo sobre Xbox Series X, las previsiones no son nada buenas.
Salvo que AMD se saque de la chistera algo totalmente revolucionario e inesperado, las GPUs RDNA 2 van a estar, en el mejor de los casos, a la altura de las RTX serie 20 en lo que a funciones avanzadas y soporte de nuevas tecnologías se refiere. Esto no quiere decir que no vayan a poder competir con las RTX 30 en términos de potencia bruta, pero como vimos recientemente en este artículo NVIDIA seguirá claramente en cabeza.
Debemos tener en cuenta, además, que según uno de los ingenieros más importantes de Sony la consola PS5 no cuenta con todas las funciones de la arquitectura RDNA 2. Podemos decir que utiliza RDNA 1.5 o RDNA 1.8, o una versión incompleta de RDNA 2, como queráis llamarlo, ya que lo importante no es el nombre, sino el hecho de que una consola de nueva generación carecerá de funciones clave dentro de la nueva generación, al menos según los comentarios de dicho ingeniero.
En términos de hardware, Xbox Series X tiene mejor pinta que PS5, ya lo he dicho en otras ocasiones y me reafirmo, pero juegos como The Medium confirman que el salto generacional va a estar muy por debajo de lo esperado.
Dicho título funcionará en resolución 4K a 30 FPS, y todavía no está claro si realmente va a utilizar trazado de rayos, ya que la página web oficial de Xbox Series X eliminó en su momento toda referencia a dicha tecnología, y lo mismo ocurre con la sección dedicada al juego en la Microsoft Store. No creo que sea casualidad, y tampoco creo que Microsoft haya eliminado una de las tecnologías más interesantes de dicho juego sin tener una buena razón.
Procesador, memoria y unidad de almacenamiento: una innovación que ya existía en PC
Puede que alguien me diga que las consolas de nueva generación tienen una construcción muy equilibrada a nivel de CPU y de GPU, y que la arquitectura de memoria unificada tiene sus ventajas, pero son argumentos forzados que ya no tienen, ni de lejos, el peso que tenían cuando empezaron los primeros rumores sobre PS5 y Xbox Series X.
Los procesadores Ryzen 3000, basados en Zen 2, que utilizamos en PC ofrecen un rendimiento mucho mayor que las CPUs Zen 2 semipersonalizadas que integran PS5 y Xbox Series X. Hay dos grandes razones que nos ayudan a entender esto:
- El procesador Zen 2 que utilizan PS5 y Xbox Series X tiene solo 8 MB de caché L3, mientras que un Ryzen 7 3700X suma 32 MB de caché L3. La mayor cantidad de caché del segundo se impone en rendimiento al diseño de núcleo monolítico del primero.
- Las frecuencias de trabajo del procesador de PS5 y Xbox Series X solo llegan a 3,5 y 3,6 GHz, respectivamente, con 16 hilos activos. Los procesadores Zen 2 pueden mantener frecuencias de entre 4,3 y 4,4 GHz.
Es importante recordar que, además, cuando se produzca la llegada de ambas consolas, AMD probablemente habrá presentado ya los procesadores Ryzen 4000 basados en Zen 3, una nueva generación que promete mejorar entre un 15% y un 20% el IPC de Zen 2, y que contará, además, con mayores frecuencias de trabajo.
Si miramos a la configuración de memoria nos encontramos con un salto importante frente a PS4 y Xbox One, pero no frente al PC. PS5 y Xbox Series X tendrán 16 GB de GDDR6 unificada, es decir, a repartir entre datos CPU y GPU, una tarea que en PC se divide entre la memoria RAM y la memoria VRAM. Xbox Series tendrá libres 13,5 GB, pero cualquier PC gaming de gama media actual ya cuenta con 16 GB de RAM y 8 GB de VRAM. La diferencia es clara.
Por lo que respecta al SSD, no hay duda de que la apuesta de Sony por una unidad personalizada de alto rendimiento fue todo un acierto, pero los SSDs forman parte del mundo del PC desde hace años, y con la introducción del estándar PCIE Gen4 y de tecnologías como RTX IO, que será compatible con las RTX 30 y, en teoría, también con las RTX 20, esa aparente ventaja de la consola de Sony se esfuma por completo.
Está claro que para poder aprovechar RTX IO los desarrolladores tienen que darle soporte en sus juegos, pero dado que esta es compatible con Direct Storage de Microsoft, y que esta API se utiliza también en Xbox Series X, podemos esperar que reciba un alto grado de soporte durante los próximos años.
¿Jugar en 4K a 30 FPS? Las RTX 30 nos llevan directamente al gaming en 8K
Es muy curioso. Empezamos a hablar del gaming en 8K cuando se empezó a especular con el posible hardware de PS5 y Xbox Series X, pero al final ambas consolas van a ser sistemas pensados para 4K y 30 FPS, y puede que no lleguen a esa meta en todos los casos sin tirar de reescalado o de resolución dinámica, una realidad que afectará en mayor medida a la consola de Sony porque cuenta con una GPU menos potente.
No hay duda de que el 8K está fuera del alcance de las consolas de nueva generación. Una RTX 2080 Ti no es capaz de mover de forma fluida Death Stranding con 8K y calidad máxima, pero al recurrir al DLSS 2.0 la cosa cambia, como vimos en este artículo. La presentación de las RTX 30 nos ha permitido confirmar que jugar en dicha resolución se convertirá, finalmente, en una realidad, gracias a la mayor potencia de esta nueva generación de NVIDIA, y también a la magia de la tecnología DLSS 2.0.
El tope de gama de la serie RTX 30, la RTX 3090, tiene potencia suficiente para mover Death Stranding de forma fluida en 8K y calidad máxima sin DLSS 2.0, y alcanza los 78 FPS con dicha tecnología activa. En otros juegos, como Destiny 2, por ejemplo, logra 60 FPS en 8K sin DLSS 2.0.
Qué puedo decir. Algunos decían que las consolas de nueva generación se iban a comer el mundo, que iban a poner patas arriba el sector, que podrían mover juegos en 8K sin problema, que harían desaparecer los tiempos de carga, y que todo ello solo nos iba a costar 400 euros. Obvia decir que esto no hay quien se lo crea, y que obviamente no se va a cumplir.
PS5 y Xbox Series X marcan un salto enorme frente a dos consolas que llevan mucho tiempo obsoletas, y que tienen hastiados a los desarrolladores, pero llegarán al mercado con una configuración de hardware que, en realidad, no representa ninguna revolución si las comparamos con cualquier PC gaming de gama media comprado dentro de los últimos dos años.
Con esto en mente, no me extraña que ya estemos empezando a ver síntomas que apuntan a un agotamiento «prematuro», algo que, de hecho, ya ocurrió en su momento con PS4 y Xbox One. Ratchet & Clank: Rift Apart es uno de los mejores ejemplos, ya que se trata de un juego con gráficos tipo «dibujo animado» que estará limitado a 4K (no sabemos si nativo) y 30 FPS en PS5, y que solo funcionará a 60 FPS con una resolución inferior.
Veremos cómo evoluciona esta nueva generación, pero estoy bastante convencido de que dentro de dos o tres años veremos versiones mejoradas de PS5 y Xbox Series X.